Nava del Rey nace durante la repoblación cristiana del siglo XII como Nava de Medina. La vitivinicultura y la industria textil han sido la razón de ser, dinamizadas especialmente por las Ferias de Medina del Campo. En 1560, Felipe II le exime de la jurisdicción medinense previo pago de casi 10.000 maravedíes por vecino, titulándose desde entonces Villa de la Nava del Rey.

A partir de aquí, el desarrollo será constante y los sucesivos monarcas le concederán no pocos privilegios. Este progreso queda patente en 1833 con el nombramiento de Nava del Rey como Cabeza del homónimo Partido Judicial, así como la llegada del ferrocarril en 1864, que será un factor decisivo en las transacciones vinícolas con las regiones norteñas hasta 1960. La progresión económica culminará en 1877, cuando el rey Alfonso XII, tras una visita a las Bodegas del Marqués de Viesca -Comisario Regio de Agricultura-, le otorga el título de Ciudad “teniendo en consideración la importancia y desarrollo creciente de Nava del Rey”.

A finales del siglo XIX la plaga filoxérica asoló el viñedo de Nava del Rey y comarca, que no se recuperó hasta bien entrado el siglo XX. Desde 1980, los históricos caldos navarreses se acogen a la Denominación de Origen Rueda.

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